Hace tres años, el majestuoso parque temático y lujoso complejo turístico conocido como Jurassic World sufrió una catástrofe inimaginable. Los dinosaurios, criaturas que alguna vez solo habíamos contemplado en libros y películas, se liberaron de su cautiverio y desataron el caos en la Isla Nublar. Esta isla paradisíaca, que alguna vez albergó a miles de visitantes extasiados por la visión de dinosaurios reales, ahora yace abandonada, sus edificios en ruinas y su vegetación reclamada por la naturaleza.
En medio de este escenario postapocalíptico, dos valientes almas emergen como héroes improbables: Owen Grady, el intrépido entrenador de velocirraptores, y Claire Dearing, la exgerente de operaciones del parque. Juntos, se embarcan en una misión desesperada para rescatar a los dinosaurios que aún vagan por la isla. Pero no es una tarea sencilla. El volcán, que durante años permaneció inactivo, despierta con furia, amenazando con borrar toda vida prehistórica de la faz de la Tierra.
La tensión aumenta cuando descubren que no están solos en su búsqueda. Un grupo clandestino, liderado por el astuto Eli Mills, tiene otros planes para los dinosaurios. En la sombría mansión Lockwood, estos individuos sin escrúpulos organizan una subasta secreta. Sí, has leído bien: los dinosaurios vivos se convierten en mercancía. Los adinerados compradores pujan por tener su propio T. rex, velociraptor o incluso un triceratops. Es una escena surrealista y aterradora, donde la codicia humana se cruza con la majestuosidad de criaturas que deberían haberse extinguido hace millones de años.
Pero la historia no termina en la mansión. Después de la subasta, el caos se desata. Los dinosaurios no solo quedan libres en los salones elegantes, sino que también escapan al mundo exterior. Imagina un estegosaurio deambulando por las calles de una ciudad, su cola espinosa rozando los edificios modernos. Visualiza un pteranodon surcando los cielos, sus alas prehistóricas desafiando la gravedad. La humanidad se enfrenta a una nueva realidad: los dinosaurios coexisten con nosotros, pero no precisamente de manera pacífica. ¿Cómo reaccionarán las personas ante esta convivencia inesperada? ¿Podremos encontrar un equilibrio entre nuestro mundo y el de estas criaturas ancestrales?